jueves, 6 de diciembre de 2012

Capítulo 16: La Enfermería.

 -Ulrick, Malcolm llevadlo a la enfermería- ordenó Erin que fue el primero en recuperar el habla.

 Alison se acercó a Cristal y entrelazó una mano con la de su hermana, dándole un pequeño apretón, intentando ofrecerle su apoyo mientras ella observaba inmóvil cómo se llevaban a Bryan.

 -Tal vez Cristal debería ir con ellos.- sugirió Luca, llamando la atención de la mayoría de los presentes-. Parece estar en shock- añadió serio.

 -Estoy bien- se apresuró a decir Cristal, apartando al fin la mirada de la puerta y apretando con fuerza la mano de Alison.

 -¿Estás segura?- preguntó Dante desde la pared en la que continuaba apoyado con los brazos cruzados desde que había empezado la reunión.

 -Sí.

 -¿Qué es lo que ha pasado?- reclamó saber Damon, por lo vito estaba harto de que todos eludiesen el tema.  

 -Lo que tú no me has dejado evitar- respondió Caroline con un claro reproche en su voz. Todavía continuaba encerrada entre sus brazos y le fulminaba con la mirada, queriendo hacerle saber lo muy enfadada que estaba.

 Damon le devolvió la mirada con algo de hastío y por un momento Alison creyó vislumbrar algo de remordimiento en sus ojos. Pero fue tan fugaz que Alison se convenció de que había sido cosa de su imaginación.

 -Caroline Elisabeth Laurent- centrando su atención en su hermana, Alison pronunció cada palabra con una rabia inusitada- Si conoces la respuesta a su pregunta ¡habla ya!- exclamó expectante necesitaba saber que había ocurrido.

 Había sido una imagen antinatural a los ojos de todos. Bryan había conseguido sobrevivir cuerdo cuando cayó en la sed de sangre, gracias a su compañera. Pero había sufrido tanto que el dolor no le afectaba de la misma manera que a los demás. Hasta hacia tan solo unos minutos, Alison no creía que nunca nadie hubiera sufrido tanto como él.

 Recordaba haberlo visto llegar a base cuando había tenido que pasar cinco minutos bajo el sol, y no le había oído quejarse ni una sola vez. Teniendo en cuenta que los vampiros no podían sobrevivir mucho más tiempo a la luz del sol, era toda una hazaña. Por supuesto jamás le había visto quedarse inconsciente. No entendía que había podido pasar. Después de todo, sí Bryan tenía poderes era porque había sido tan destruido por dentro que recuperarse así había tenido en él grandes efectos.

 Alison sabía gracias Gwendolyn, la compañera de Bryan, que cuando un vampiro se perdía en la sed de sangre, lo perdía todo. Sus recuerdos, su conciencia, su personalidad, todo. No reconocían a sus seres queridos. No sabían quienes eran ellos mismos. Solo buscaban y encontraban sangre, sin más razón para vivir. Si Gwen había podido recuperar a Bryan era porque su poder consistía en meterse en el subconsciente de sus allegados. Al parecer se había adentrado en Bryan de esa forma.

 Alison no sabía lo que había ocurrido allí dentro porque ninguno de los dos hablaba nunca de ello, pero si sabía que los dos habían estado a punto de morir y que lo que quisiera que hubiera sucedido, los había marcado a ambos de una forma tan ruda que casi podía palparse.

 Erin le había descrito una vez cómo habían cambiado los ojos de Bryan del un verde almendrado al rojo sangre, y todavía la recorrían escalofríos al recodar sus palabras. Su mente no era capaz de comprender que había podido pasar en esa habitación para que ese vampiro sucumbiera a la inconsciencia.

 Pero Caroline no parecía muy dispuesta a contestar, miraba las negras baldosas del suelo cómo si allí se encontrase la divina fuente de la sabiduría y se agarraba con fuerza al brazo de Damon.

 -Caro, ya sé que es por mi culpa.- dijo Cristal con voz tranquilizadora. La aludida levantó la cabeza para mirar a su hermana pequeña con duda, mordiéndose el interior del labio inferior derecho- No vas a hacerme daño con lo que digas, por favor, habla- suplicó Cristal.

 Caroline suspiró profundamente, resignándose y esta vez miró de soslayo a Alison antes de empezar a hablar.

 -Al parecer y por lo que él va a explicar, o bueno tal vez ya no, porque os lo estoy contando yo.- No era habitual en Caroline dar tantos rodeos, se veía a las claras que lo último que quería hacer era hablar de eso. Alison frunció el ceño mientras se colmaba de paciencia esperando a que su hermana continuara-. Bueno lo que quiero decir es que... Bryan no pudo "llegar hasta ti"-hasta el  momento parecía que Caroline hablaba para todos los presentes, pero claramente eso había cambiado y ahora se dirigía solo a Cristal-. Se...- tragó saliva-. Se quedó atrapado, por así decirlo, en la marea de vidas, recuerdos y sensaciones que hay dentro de ti, y no pudo con ello.

 Silencio. La sala se quedó en total y absoluto silencio. A Alison se le cayó el alma a los pies. Siempre había sabido que Cristal sentía dolor cuando veía el pasado, tanto físico como psíquico, pero jamás se habría imaginado algo tan duro, como para abatir a Bryan en apenas unos segundos de su contacto. Miró a Cristal y esta solo parecía un poco consternada. Pero sus ojos lucían tristes por lo que le había pasado a Bryan, y al verla así, Alison comprendió que eso era lo que Caroline había intentado evitar.

 -Tal  vez sí deberíamos llevarla a la enfermería- sugirió Ángel sorprendiéndolos a todos, incluso Cristal parpadeó aturdida sin creerse del todo haber escuchado bien sus palabras.

 -Sí tienes razón- se apresuró a apoyarle Alison, ahora que nadie parecía poner pegas a que cuidara de su hermana pequeña. Ni siquiera Erin se atrevió a discutir por eso. Alison estaba preocupada por él, a través del enlace de sangre podía ver como su ira hacia Cristal había disminuido un tanto, pero solo porque se había sustituido por una inmensa preocupación por Bryan. Para él había sido siempre como su hermano y ver lo caer le había dado de lleno dónde más le dolía.

 -Pero ¿Por qué? Si yo estoy bien- dijo Cristal que no daba crédito al giro que estaba dando de pronto la situación.

 -Hace apenas unas horas no lo estabas.- protestó Dante-.Y venir aquí no debe haberte ayudado mucho ¿No crees?

 -Estoy bien- repitió Cristal estoica.

-No, no lo estás. Iras a la enfermería- ordenó dedicándole a Cristal una mirada tan dura como su propia voz. Alison se sorprendió de verlo tan autoritario.

 Pero desde luego su mirada no era tan dura como la que le devolvía Cristal, quien silenciosamente lo acusaba de traición, con sus ojos azules llenos de ira y reproche. Alison no recordaba la última vez que la había visto así. En un impulso Cristal tiró de la mano de Alison y con paso firme emprendió su camino a la enfermería sin mirar atrás.

 Damon y Caroline pronto las siguieron, y por eso Alison pudo escuchar como Dante se despedía y avisaba de que marchaba junto a su compañera, pero dejándole claro a Damon que volvería en cuanto fuera necesario.

 Al llegar a la enfermería se sentó en una camilla lo más alejada posible de Bryan y recostó la cabeza sobre la pared que se encontraba a su espalda, mientras esperaba a ser atendida. Violetta, la hermana de Luca, apareció casi de inmediato con algunos utensilios para tomarle la tensión y la temperatura. Obviamente estaba muy preocupada y Alison no pudo más que compadecerse de ella, imaginándose que clase que hosca explicación le habría dado Ulrick de lo que había pasado, quien para su sorpresa ya se había marchado de la estancia.

 Malcolm permanecía cerca de la camilla de Bryan mientras Gwen le atendía. Le preocupación del rostro de la mujer la sobrecogió, y pensó que si Erin estuviera en su lugar ella estaría muerta de miedo y angustia.

 -Caroline ¿Falta mucho para que se despierte?- preguntó consciente de que todos los presentes querían oír la respuesta.

 -No, unos diez o quince minutos- respondió escuetamente.

 Parecía enfrascada en sus propios pensamientos y no darse cuenta de lo pendientes que estaban todos, de sus palabras. Pero claro, para ella todo aquello ya había pasado y su mente podía pasar muy tranquilamente a otros temas. Alison se enfadó por la poca consideración que estaba teniendo Caroline, pero se reprimió a tiempo, no era ni el momento ni el lugar adecuados para dejarse llevar por la ira.

 -¿Está bien?- preguntó Gwen realmente afligida.

 Caroline reaccionó sonrojándose, al darse cuenta al fin de que tenía la información necesaria para calmar los ánimos y no se había molestado en compartirla con el resto de los presentes.

 -Sí. Bueno cuando despierte va a estar un poco aturdido y confuso, pero estará bien. No hay que por qué preocuparse- intentó tranquilizarla.

 Gwendolyn asintió y con un gesto distraído empezó a acariciarle el pelo a su compañero. Sin embargo la expresión tierna de su rostro seguía siendo descorazonadora, no estaría tranquila de verdad hasta que Bryan no despertase.

 -Pareces estar bien físicamente- anunció Violetta, terminando la revisión médica de Cristal-. Tienes las pupilas un poco dilatadas pero nada más, aunque creo que deberías comer algo.

 -No tengo hambre- se negó Cristal, pero Alison y Caroline intercambiaron una mirada y silenciosamente pactaron que la harían comer en cuanto salieran de la enfermería.

 Por primera vez, Alison reparó en que Damon y Caroline no eran los únicos que las habían seguido hasta allí. Luca y Ángel observaban la situación desde el marco de la puerta. Alison podía entender la presencia de Luca, después de todo la médica era su hermana y alguna clase de relación había tenido que establecer con Cristal, por mínima que fuera, para que esta decidiera hablar con él en primera instancia, sobre lo que sabía acerca del Antiguo, y además él era tan dulce que estaba segura de su preocupación por Cristal era muy real. Pero no llegaba a comprender que hacía Ángel allí, lo más normal habría sido que se quedase con Erin y ambos se pusieran a hacer planes, no entendía que lo había llevado hasta la enfermería.

 Supuso que había ido hasta allí para oír el veredicto de Bryan sobre Cristal, pero entonces vio en su mirada plateada algo muy parecido a la mortificación, y Alison comprendió que si estaba allí era porque se sentía culpable por lo que le había acaecido a Bryan. Alison lamentó haberlo juzgado mal de ante mano.

 Los siguientes cinco minutos se le hicieron eternos. Además no solo tenía que soportar su inquietud, sino también la de Erin que estaba cada vez más ansioso por saber de su amigo. Sin duda estaba muy atento a cualquier reacción suya, que él pudiera notar a través del enlace de sangre. Alison parecía estar envuelta en un círculo vicioso de ansiedad que no le resultaba nada sencillo de controlar. Sus nervios estaban tan a flor de piel que empezó a crear pequeñas bolas de energía, fuera del alcance de la vista de todos, para conseguir descargarse un poco. Mas con un simple vistazo a sus hermanas, supo que ellas eran conscientes de lo que estaba haciendo e inevitablemente se sonrojó.

 De pronto, Bryan comenzó a moverse en la camilla, y cuando abrió los ojos trató de incorporarse con dificultad. En seguida Violetta quiso acercarse a él para comprobar su estado, pero Luca la detuvo agarrándola por el brazo derecho. Bryan estaba aturdido y confuso si invadía su espacio tal vez podría  reaccionar atacándola, sin ser plenamente consciente de lo que hacía. Entonces Gwen depositó una mano sobre las suyas y el vampiro pareció relajarse un tanto, pero continuaba buscando algo con la mirada. Hasta que posó sus ojos en Cristal.

 -No era ni una milésima parte de lo que tú sientes ¿Verdad?- preguntó Bryan con la voz ronca y casi como si no esperase respuesta.

 Cristal se había relajado muy sutilmente desde que Bryan había vuelto en sí. Se apartó el flequillo de los ojos y se acomodó en la camilla contra la pared.

 -Cuando no conoces otra cosa, no es complicado sobrellevarlo- respondió quitándole importancia al asunto  encogiéndose de hombros.

 Pero Alison sabía que mentía. Para Cristal nunca había sido fácil vivir con su poder. Por el rabillo del ojo vio como Caroline se tensaba y apretaba la mandíbula, sin duda ella también recordaba los gritos. Durante su cuatro primeros años de vida Cristal gritaba cada noche en sueños. Pero entonces un día se negó a quedarse dormida y durante tres días no hubo forma de hacerla entrar en razón. Incluso siendo tan pequeña tenía una voluntad de hierro, pero su cuerpo no aguantó mucho más y al final se rindió al cansancio. Extrañamente a partir de ese episodio no volvió a gritar en sueños. Sin embargo tanto Alison como Caroline tenían claro que la agonía que la perseguía en sueños no la había abandonado nunca.

 La mirada de Bryan decía que el tampoco creía en sus palabras, pero no añadió nada más. Recorrió la estancia con la mirada y se paró en Ángel.

 -Dice la verdad, vio al Antiguo- verificó el hecho. Ángel se limitó a asentir.

 -¿Crees que podrás salir a alimentarte esta noche?- preguntó con burla, pero en su mirada se notaba una preocupación que desmentía su actitud.

 -Por supuesto- contestó sin recoger la pulla de Ángel. Se volvió hacia Gwen y depositó un tierno beso en sus labios. Ella apoyó su frente contra la de él y le susurró algo que solo él pudo escuchar. Él asintió y con algo de esfuerzo se levantó de la camilla.- Creo que todos necesitamos alimentarnos.

 -Algunos más que otros- murmuró Violetta mirando fijamente a Cristal.

 -Yo no tengo hambre.- repitió Cristal que continuaba obcecada en no comer, para disgusto de sus hermanas, que como ya sabían tendrían que esforzarse mucho para hacerla entrar en razón.

 -Bien, Luca y yo tenemos cosas que hacer, así que saldremos más tarde.-anunció y dicho esto se fue. Luca se encogió de hombros y le siguió.

 -Caro ¿Puedes ver el futuro del Antiguo?- preguntó Cristal, cambiando de tema.

 -Sí, pero cambia cada dos por tres, es incoherente- respondió claramente molesta.

 -A lo mejor Malcolm puede ayudarte con eso-comentó Alison distraída.

 -¿Por qué podría ayudarla? - preguntó Damon que hablaba por primera vez desde que habían entrado en la enfermería. Se notaba que no era un hombre de muchas palabras, pero las pocas que decía eran certeras. Alison comenzó a lamentarse de su desliz.

 -Porque es el hijo del Antiguo al que tratamos de detener- dijo Cristal algo cansada-. Pero no le conoce, no te servirá como ayuda.

 Damon no cambió su expresión, pero empezó a mirar a Malcolm con más atención de la que le había dedicado antes.

 -Tal vez, él no pero la idea es buena. ¿Crees que si te cuento las posibles opciones podrías descartar alguna?- preguntó Caroline a Cristal, quien indudablemente era la que más cosas sabía sobre el Antiguo.

 -No lo sé, pero podríamos intentarlo.

 Caroline asintió. Él único que parecía sorprendido por la situación era el propio Malcolm que no entendía como las hermanas de Alison le habían dado tan poca importancia a sus orígenes. En apenas unos segundos lo había tachado de algo prácticamente irrelevante. En ese momento Damon se volvió hacia Caroline.

 -Yo también tengo que alimentarme ¿Puedes llevarme a la salida?- preguntó con aire de querer marcharse cuanto antes.

 Caroline volvió a asentir y ambos salieron juntos de la habitación.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Capítulo 15: Prueba.

 Nada de todo aquello era bueno, desde el punto de vista de Alison. La situación se desmadraba y se le iba de las manos. Cuando había llevado a sus hermanas a la base, solo pensaba en apartarlas de Damon. Sí él conocía el carácter de los poderes de sus hermanas, podría elegir someterlas a su dominio, igual que otros habían hecho en el pasado con ellas, para que hiciesen lo que él quisiera. De hecho, a Alison le sorprendía que Damon se molestase en buscar cualquier tipo de negociación, si con un simple pensamiento podía conseguir lo que quisiera de todos ellos. No entendía sus razones para no emplear sus poderes, pero las agradecía y rezaba porque fueran sólidas y férreas.

 Paseó la mirada entre sus hermanas y lamentó profundamente toda aquella situación. Lo último que quería era verlas en peligro y parecía que se encontraban al frente de una guerra.

Comprendió que Cristal ya había tomado una decisión, e iba a hacer todo lo que estuviese en sus manos para ayudar al Círculo en su lucha. Alison sabía que tratar de que cambiase de opinión sería tan inútil como hablar con una pared y esperar respuesta, así que ni siquiera lo intentó. Suspiró y meneó la cabeza tratando de desterrar los horribles pensamientos que intentaban invadir su mente.

 -Te escuchamos, Cristal ¿Qué hay que hacer para conseguir esa piedra?- preguntó Erin. Alison temía escuchar la respuesta a esa pregunta. Pero a pesar del temor, no se le escapó el detalle de que la voz de Erin parecía mucho más dura de lo habitual, y el hecho de que su hermana se había tensado un poco más con cada una de las palabras de su compañero.

 -¿Y bien?-preguntó Alison convencida de que Cristal no contestaría, al menos no a Erin, la animosidad entre ambos era demasiado evidente.

 -La piedra está guardada en Ciye- la impresión causada por sus palabras les afectó a todos aunque a distintos niveles- En la cámara de Ebriz.

Alison sintió la sangre huir de su rostro, Ciye era la mayor central del Consejo y solo se abrían sus puertas a los más altos cargos de la sociedad vampírica. La corrupción de la que estaba hablando Cristal, era muy superior a la que ninguno de los presentes había imaginado.

 Lo pensó con detenimiento. Sí alguno de esos altos cargos conseguía de alguna manera hacerse con el dominio de un Antiguo, podría alzarse en una lucha por el poder absoluto de las Turvas de Boston. Pero las demás comunidades del mundo se levantarían en su contra para detener su avance y no llegaría muy lejos. No era la única que había llegado a esa conclusión y de alguna forma Cristal se dio cuenta de ello.

 -Pudisteis vencer a los Antiguos en el pasado porque estaban tan cegados por la sed y la necesidad de sexo, que solo usaron la fuerza bruta contra vosotros. Aún así se necesitaron todos los ejércitos posibles para vencer a un grupo de once Antiguos.

 -Todos éramos más jóvenes e inexpertos- protestó Erin defendiéndose.

 -Pero no menos letales. En el pasado tuvisteis la suerte de que por cada masacre que provocaban, violaban a toda mujer que se les ponía por delante, y entre ella había muchas oráculos. Gracias a eso eráis un número muy superior a ellos.

 -Llevaban casi 100 años sobre la tierra cuando esa guerra se produjo, creo que tuvieron tiempo más que suficiente para adaptarse.- encolerizado Erin, que le levantó la voz a una inmutable Cristal, que le lanzaba una dura mirada. Alison se propuso averiguar porque se llevaban tan mal esos dos. A través del enlace de sangre las emociones de Erin llegaban hasta ella, y sentía que dentro de él había demasiada rabia contenida, tenía la sensación de haberse perdido algo.

 -No, no fue suficiente para ellos y por una buena razón.- a pesar de su mirada la voz de Cristal sonó tranquila y eso erizó la piel de muchos de los presentes, casi era alarmante su pasividad- Pero este es distinto, ha tenido el tiempo suficiente para aprender a controlar su sed, está lucido, lleva en este mundo casi 200 años encarcelado, amamantando su ira.- hizo una pausa para que absorbieran sus palabras- No sabéis lo que hicieron en su propia dimensión con el poder de las runas.- su voz descendió una octava- Creo que no llegáis a comprender su poder- se soltó del agarre de Alison y se apartó el flequillo de la cara con la mano nuevamente libre, tratando de encontrar las palabras necesarias, suspiró- Para que lo entendáis, una sola runa es capaz de abrir un portal interdimensional ¿Tenéis idea de lo que eso conlleva? El  poder que se necesita para conseguir eso es inmenso. Os aseguro que ese Antiguo conoce muchas más, ninguna de ellas inofensiva y no dudará en usarlas.

 -Tiene razón, sí el Antiguo se hace con el control del portal, ya podemos olvidarnos todos del mundo tal y como lo conocemos.- sentenció Carline inmersa en los horrores que solo Cristal era capaz de imaginar. Alison se sentía mareada con todo aquello era demasiado para asimilar.

 -¿Cómo supo el vampiro cómo abrir esa especie de vórtice entre las dos dimensiones?- preguntó Damon rompiendo el repentino silencio.

 -No lo sé, yo no le vi a él- Cristal le repitió las mismas palabras que le había dicho a Ángel- Pero hay varias formas de llegar hasta esa información. El vampiro guardó la piedra en la cámara de Ebriz, ahí se encuentran todos los archivos de vuestra historia, si tiene acceso a ella no le habrá sido difícil.

 "Él, hizo algo.- la incomprensión llenó los ojos de Cristal- Algo que dominó al Antiguo durante un tiempo, sus recuerdos son muy borrosos y distorsionados, sobre todo por la confusión que le provocaba el cambio de dimensión. Así que no puedo deciros qué fue lo que sucedió a ciencia cierta. Solo sé que de pronto algo cambió como una lucha o algo parecido y el Antiguo logró escapar.- guardó silencio durante un breve instante, como si entrase en un trance para encontrase con recuerdos que no eran suyos-Hace una semana descubrió dónde se encuentra esa runa y ahora está buscando la forma de hacerse con ella. 

 -¿Y cómo la conseguimos nosotros antes?- la atajó Ángel. En ese momento el alivio y el espanto se acomodaron por igual en el pecho de Alison. Alivio porque Ángel parecía creer al fin en las palabras de su hermana y espanto porque eso solo lo hacía todo más real.

 -¿Creía que tú eras el estratega?- respondió Cristal alzando una ceja.

 -Si que lo es, y ya tiene varias ideas- añadió Caroline en apariencia distraída.

 Alison sabía que su hermana ya estaba estudiando las diferentes alternativas de futuro, en busca de la más conveniente o eficaz. Levantó la vista y vio como en el rostro de Ángel se dibujaba una sonrisa torcida, mientras que sus ojos, plateados relucían con una extraña emoción. Alison entrecerró los ojos no le gustaba que el vampiro mirase a su hermana de aquella manera. Sentía mucho aprecio por Ángel, pero bien sabía que su nombre bien podía considerarse una extraña burla del destino, y no podía pasarlo por alto.

 -¿Cómo lo ves?- preguntó Cristal intrigada.

 - Complicado, pero no imposible- dijo Caroline y a continuación miró a Cristal mordiéndose labio inferior. Alison sospechó que lo que Caroline iba a decir no sería del agrado de su hermana pequeña- Cristal, tú no puedes participar en esto.- la aludida guardo silencio- La única manera de entrar en Ciye es en el festival de  Routh, que es cuando quedan abiertas sus puertas a la mayoría de la comunidad.- Caroline miró a Cristal en busca de algún tipo de reacción o respuesta- Lo entiendes ¿Verdad?

 -Sí- el monosílabo quedó colgando en el aire.

 Si Cristal entraba en ese festival, no podría ayudarles en absoluto, su mente se perdería entre los pasados de las personas que acudiesen. Como siempre Cristal continuaba tranquila, pero sus ojos se habían oscurecido, y tanto Alison como Caroline supieron que le había dolido.

 -Luego podéis exponernos ese plan y decidiremos cómo actuar.- dijo Erin rompiendo el silencio.-. Pero ahora cumpliremos con lo pactado. Bryan.- la última palabra fue una orden en toda regla y Alison se abrumó al percibir la hostilidad de su compañero.

 Entonces su corazón se aceleró de golpe. Vio como Caroline se concentraba en sus visiones en busca de una explicación de lo que ocurría, y de pronto sus ojos azules iguales a los suyos se abrieron con horror en ellos dibujado.

 -¡No!- gritó Caroline, quien se levantó y dio un paso al frente para impedir el contacto entre Cristal y Bryan. Pero inmediatamente fue retenida por Damon que la agarró por la cintura.

En cuanto las manos de Bryan entraron en contacto con las de Cristal, en los ojos del vampiro pudo ver cómo se contraían sus pupilas dejando a su paso tan solo el iris rojo, y de pronto su cuerpo empezó a temblar. Las rodillas le fallaron y cayó al suelo. La inconsciencia no tardo en encontrarlo. Mas por suerte Ulrik reaccionó lo suficientemente rápido como para evitar que se golpeara la cabeza contra el suelo.

 Todas las miradas recayeron en Cristal, que se había quedado inmóvil, pálida y con horror pintado en su semblante. Ella se encontraba tan atónita como todos lo demás, a excepción de Caroline que se encontraba en ese momento muy ocupada fulminando a Damon con la mirada.

 -Se pondrá bien- soltó de improvisto, pero no por ello apartó la mirada de Damon.  

sábado, 3 de noviembre de 2012

La calle.

 Paseaba por las calle de noche, esas calles que había recorrido infinidad de veces desde que podía recordar. Ahí había crecido, esos altos edificios, algunos destartalados, agraviados por la mano del tiempo, y otros nuevos que contrastaban con los primeros, dejando una extraña visión de perspectiva. 

 Sonrió, pensando en cuantas veces se había fijado en el contraste de los colores de aquella calle, su calle. Pensó entonces en todos los momentos en los que había salido de su casa, perdida en sus propios pensamientos y emociones buscando una pequeña salida, algo lo suficientemente fuerte para atarla a la realidad, andando sin rumbo fijo y deseando encontrar algún lugar donde pudiera abandonarse así misma, encogerse y llorar, pero sin ganas de dejarse caer.

 Recordó los momentos en que había cedido al impulso de salir de su casa para recorrer aquellas, nacido de el simple hecho de haber visto llover desde su ventana, habiendo sentido la necesidad de salir corriendo y sentir la fuerza de la naturaleza sobre ella. Momentos en los que se había colocado los cascos de su ipod, y había paseado por su calle vacía por la lluvia, y había disfrutado de ser la única persona que se encontraba allí, deleitándose con el ritmo de su de la música atravesando su cuerpo, cada vez más mojada por pequeñas y fuertes gotitas de agua que igualaban la intensidad de sus dolorosos y felices sentimientos.

 Pero todos esos momentos habían sido acompañados de la imagen de una siempre brillante luna, que esta noche se ocultaba a sus ojos, había sido para ella, por muy extraño que pareciera, su refugio. Extrañaba ver relucir, en el oscuro cielo que le ofrecía la noche, el cuerpo celeste que más le gustaba. Las estrellas habían quedado ocultas por las nubes y la luz de las farolas. Lo lamento silenciosamente y continuó su camino.

 Esos edificios la habían visto crecer, las vivencias que había tenido pasar la habían hecho ser como era, veía adónde iba el rumbo de su vida y no podía negar que tenía miedo de lo que se podía encontrar, no sabría mucho de la vida, pero con lo que sabía le basta para saber que no iba a ser fácil, que posiblemente encontraría más cosas malas que buenas. Pero también sabía que las pocas cosas buenas que se encontrara valdrían la pena, y seguiría adelante tal y como siempre había hecho. Inspiró profundamente y cerró la puerta de su portal.  




Angie.
      

miércoles, 17 de octubre de 2012

Capítulo 14:La Reunión.

 La habitación estaba abarrotada de miembros del Círculo. La única mujer presente en la sala  era la abatida Alison que se aferraba a la mano de su compañero y apoyaba la cabeza en su brazo. Llevaba su flamante cabello anudado en una coleta y tenía la mirada perdida, pero Damon sabía que al igual que él escuchaba con atención cada palabra que se pronunciaba en esa sala.

 La mayoría  acribillaba a preguntas al joven Luca, para las que este no tenía respuestas. Esa era la razón por la que él no había intervenido aún. Observaba la situación esperando paciente a poder hablar con Cristal.

 Dante estaba apoyado en la pared y miraba con hastío e irritación a Luca. Ángel, un mortífero vampiro que Damon había tenido la suerte de tener como aliado en más de una ocasión, desconfiaba de la muchacha y pedía que la obligasen a pasar por una especie de prueba. Eso no le gustaba, Ángel podía llegar a ser brutal y no sabía qué clase de ocurrencia retorcida podía estar pasando por su mente. Damon frunció el ceño y comenzó a buscar maneras de abatirlo, sin uso del control mental, en caso de ser necesario protegería a la pequeña.

 -¿Y qué sugieres que hagamos, Ángel? ¿Qué quieres que haga mi hermana para que te fíes de ella?-la fría voz de Alison lo sacó de sus pensamientos.

 -Quiero que Bryan la toque- el silencio asoló la habitación y todos parecían estar considerando la idea muy seriamente.

 -No- la mira de Alison decía a las claras que no habría forma de hacerla ceder ante ese punto.

 El alboroto, las protestas y las preguntas volvieron a surgir, y Damon lo observaba todo con creciente interés.

 -¿Qué es lo que pasa cuándo Bryan toca a alguien?- preguntó Dante ahorrándole la molestia.

 Erin tomó las riendas de lo que acontecía, dando un paso al frente y haciéndole un gesto con la cabeza al vampiro que se sentaba junto a Ulrik, de pelo castaño con unos impactantes ojos rojos, que lo miraban con determinación. Sin duda, había interpretado el gesto de Erin cómo una orden y se preparaba para dar una explicación, mientras el resto de los presentes callaban prestándole toda su atención.

 -Puedo sentir algunas de sus emociones,- hizo una pequeña pausa- ver las directrices de su personalidad y a veces saber si alguien miente o no.

 -Nadie va a privar a mi hermana de su intimidad.- el enfado de Alison se hacía cada vez más palpable.

 -¿Por qué? Cristal nos está privando a todos de la intimidad que pides para ella y serviría para calmar los ánimos- Erin se ganó una mirada asesina de su compañera, seguramente estaría viviendo su disgusto en carne propia, ya que estaban enlazados y el vinculo emocional era inevitable- Está decidido, se hará como Ángel pide- continuó inflexible y la sobre carga de electricidad que Alison producía empezaba a ser notada por todos.

 -¿Por qué tienes ese tipo de poder?- intervino Damon antes de tener que presenciar otro drama, mirando seriamente a Bryan.

 -No has visto sus ojos, está corroído- comentó Dante sardónico.

 Damon sí  se había fijado en el color antinatural de sus ojos, rojo sangre. En su especie eso solo podía significar una cosa, que el vampiro estaba a punto de morir por una sobre carga de poder, perdido en la sed de sangre, innecesariamente sobre alimentado. Pero Bryan lucía sano y no agonizante. La serenidad se reflejaba en su persona y no le cabía de que se encontraba totalmente cuerdo, en vez de perdido en la febril locura de la sed.

 -Digamos que sobreviví a una situación difícil y esa es una de las secuelas que me dejó.- Damon alzó una ceja incrédulo, lo que insinuaba no tenía ni pies ni cabeza para él, no se imaginaba cómo había podido sobrevivir a una cosa así, la sed de sangre no era algo reversible. De ser verdad,  la experiencia debió de haber sido insufrible. Los indescriptibles ojos del vampiro se lo confirmaron.

 -¿Le harías daño a Cristal?- preguntó sereno, a diferencia de sus hermanas, la menor parecía muy frágil y no quería herirla si podía ofrecerles alguna ayuda.

 -No.

 Damon asintió dando a entender que estaba conforme con la sugerencia de Ángel. La luz de la habitación empezó a parpadear y las chispas recorrían la estancia. Alison los miraba a todos con desprecio. Había dejado claro desde el principio que no estaba de acuerdo con la idea, y sus poderes estaban exteriorizado su desagrado.

 -Ya basta Alison, la decisión está tomada-anunció Erin con irritación. Alison apartó la mirada de su compañero con resignación, pero la pecaría situación de la habitación no se modificó.

 El silencio se instaló entre ellos. Todos los presentes permanecían inmersos en sus pensamientos. De pronto, Caroline y Cristal entraron en la sala acompañadas de Paul y Malcolm, quienes habían ido en su búsqueda minutos antes de la acalorada discusión.

 Las dos hermanas fijaron la vista en la lámpara del techo, que parecía a punto de perder la batalla contra el exceso de energía.

 -Alison-pronunciaron al unísono e inmediatamente la habitación volvió a la normalidad. Dejando a todos los varones claramente sorprendidos, por más que tratasen de disimularlo. Damon notó entonces que no era frecuente que Alison cediese de esa manera.

 -Creo que todos queréis hacerme preguntas- la mirada transparente de Cristal se posó en Bryan y de este pasó a Ángel, sin rastro de reproche en sus ojos.

 -Cristal-Luca reclamó la atención de la joven- ¿Sabes dónde está el Antiguo?

 -Sí, pero no bastará con matarlo para que no vengan más como el aquí.

 El desconcierto general fue palpable.

 -¿Qué quieres decir?- preguntó Dante serio desde su lugar apoyado contra la pared. Cristal miró en su dirección inclinando ligeramente la cabeza.

 -Sabéis que los Antiguos provenían de otra dimensión.- dijo con expectación , Dante respondió con suave cabeceo- Bien pues, la puerta entre ambas dimensiones se abrió en el pasado, por una razón válida para el equilibrio de las dos dimensiones. En cuanto esa razón desapareció la puerta se cerró, pero alguien la ha vuelto a abrir y por eso el Antiguo a llegado hasta aquí- la muchacha parecía muy concentrada en decir las palabras correctamente.- No sé quién la abrió, pero sé que lo hizo por codicia, creyó que si abría un portal entre ambas dimensiones y traía a un Antiguo podría dominarlo y adquirir poder.

 -¿Por qué no sabes quién es, si sabes todo eso?- preguntó Ángel mirándola con incredulidad y desconfianza, Cristal se giró en su dirección y le devolvió la mirada sin un ápice de consternación.

 -Porque no lo había visto nunca y el Antiguo no se molestó en averiguar quién era, solo sé que ahora quiere matar al vampiro que lo invocó, para poder tener el dominio sobre el portal- explicó con tanta tranquilidad que cualquiera diría que leía un guión, su voz carecía de emoción y mantenía una expresión dulce y laxa.

 -¿Qué hay que hacer para obtener el control de ese portal?- preguntó Damon que se encontraba justo detrás de Cristal.

 -Se necesita una piedra muy especifica con forma de una runa, solo hay una en esta dimensión y es única porque nace de la naturaleza con esa peculiar forma pero...-la pequeña no se había volteado, seguía clavando su mirada en Ángel, y Damon no pasó por alto que era la primera vez que ella titubeaba antes de añadir algo.

 -¿Pero qué?- preguntó Caroline que intervenía por primera vez.

Cristal apartó lentamente la mirada de Ángel y la dirigió hacia su hermana, como si esperase escuchar su reprobación. Por la expresión de Caroline se podía deducir que ya había encontrado su respuesta en alguna de sus visiones y no anunciaba nada bueno.

-No va a ser fácil hacerse con ella- murmuró Cristal.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Capítulo 13: Negros Recuerdos.

 Caroline se había acurrucado cerca de la pared de agua, y trataba con todas sus fuerzas de no hundirse en la marea de los recuerdos que Damon había desatado. Extendió la mano dejando que el agua la envolviera en su fino manto, y una imagen lacerada la golpeó con la fuerza de un huracán. Su mano se convirtió en un puño, que dejó caer lentamente y se obligo a mirar dentro de aquellos recuerdos, para poder salir del abismo que se había anclado en su alma.

 Ellas eran unas niñas, habían vivido con su abuela desde el nacimiento de Cristal. Caroline había visto como los vampiros, integrantes de la Sorcen, mataban a su abuela días antes de que sucediera. Al contárselo, su abuela había hecho los preparativos para marcharse de la ciudad, pero en aquel entonces Caroline solo tenía 8 años y sus visiones no eran en absoluto exactas. Las tres habían ido a despedirse de un gatito que habían alimentado durante meses. Cuando volvieron a casa, hallaron a su abuela muerta. Al principio la conmoción las embargó, pero pronto comprendieron que allí no estaban a salvo.

 Desde ese momento, las tres pasaron a vivir en la calle, pues temían ser encontradas por la Sorcen sí dejaban que los tribunales humanos las enviaran a algún orfanato. Entre las tres habían conseguido mantenerse con vida. Alison y ella planificaban pequeños hurtos para conseguir comida. Caroline estaba constantemente atenta a sus visiones, para que ni los renegados descontrolados ni la Sorcen, las cogiesen por sorpresa. Cristal, a pesar encontrarse en la tierna edad de 6 años, las protegía del frío por las noches, mostrando un férreo control sobre el fuego que era capaz de producir. Pasaron así un año, algunos meses con más hambre que otros, pero sobreviviendo al fin y al cabo.

 Hasta que una noche, mientras Alison y ella planeaban como podían hacerse con comida para el día siguiente, Caroline vio como Cristal era atacada por un renegado. De inmediato Alison las teletransportó, a ambas, al lugar exacto donde se encontraba su hermana pequeña, quedándose exhausta.

 Caroline fue la primera en divisar al renegado y usó su poder para congelar al vampiro, antes de que pudiera acercarse lo suficiente a Cristal como para que ella se diera cuenta de lo que pasaba. Lo siguiente que vio Caroline fue como Cristal se convulsionaba, seguramente reviviendo la vida de su casi agresor. Fue lo último que vio en tres días, pues apenas tenía 9 años y la constante energía que empleaba en las visiones, junto con el hecho de haberse visto obligada a congelar a un vampiro, le provocaron grandes fiebres, y durante ese lapso de tiempo tan solo era consciente de que alguien la alimentaba.

 Cuando despertó, Alison había llegado seguida por los vampiros de la Sorcen que las encarcelaron. Al principio, estaban las dos juntas, sin Cristal. Y Caroline le había pedido explicaciones a Alison. Quizá no de la mejor manera, pues el no saber nada de Cristal estaba masacrando su instinto protector, pero le había dado la oportunidad de explicarse. Sin embargo, Alison no dijo nada y cuando habló solo fue para decirle que no podía explicarle sus razones. Aquello le había dolido más que nada. Podría haber soportado cualquier cosa, menos la desconfianza de su hermana. No era estúpida y sabía que Alison no haría jamás algo como eso sin un gran motivo de peso. Ella las quería. Pero su silencio la hirió en lo más hondo, y nunca fue capaz de perdonarle eso.

 Durante los siguientes 3 años, habían sido obligadas a usar sus poderes en beneficio de aquellos que las encerraban. Lo primero que hicieron fue marcarlas y hacerles ver como marcaban a sus hermanas. Alison había gritado, su marca fue grabada en el omóplato derecho, era una rosa rodeada de espinosas zarzas que caían en vertical, no muy grande pero estaba hecha por un hierro al rojo vivo, y dolía como nada que pudiera recordar. A ella se la habían hecho en la parte izquierda del vientre bajo y había vomitado en cuanto la soltaron. Pero la más perturbadora había sido Cristal, a quien se la habían hecho en la parte baja de la espalda, y no emitió ni un solo ruido, sus ojos estaban cargados de dolor y miedo pero sin lágrimas. No exhaló ni un solo quejido, aunque luego tuvieron que arrastrar su cuerpo de nuevo a su aislada celda.

 A Caroline también la separaron de Alison. Fue drogada y atada a una cama para que solo pudiese centrarse en las visiones, ya que el resto de sus poderes habían sido calificados como inútiles o demasiado peligrosos. Y durante todo ese tiempo Caroline solo vio desgracias. Al principio había callado las cosas que podían perjudicar a la asociación, pero como castigo la habían torturado y obligado a ver como sus hermanas sufrían el mismo castigo, así que empezó contar sus visiones con sumo detalle.

 Aún así, podía ver como utilizaban a su hermana Alison y las cosas a las que sería sometida. Nunca había sido capaz de ver el futuro de Cristal y el no saber de ella la corroía por dentro. Cada una de las visiones que tenía sobre Alison fue como una estaca clavada en lo más profundo de su alma, no soportaba verla sufrir. Se había cansado de llorar sin parar y había perdido toda esperanza cuando todo acabó.

 Recordaba bien ese día, había empezado tan monótono como los demás, pero entonces unas llamas que arrasaron con todo, abarcaron su habitación. Caroline no entendía porque no había visto su propia muerte abrasada, y lamentó no poder despedirse de sus hermanas. Pero por extraño que pareciera, las llamas  no la quemaron, parecían evitarla. Caroline no podía usar sus poderes acuosos todavía bajo el influjo de las drogas, así que no entendía porque no había muerto quemada, como el resto de las personas que se encontraban en el recinto. Entonces, en una visión del futuro, vio a Alison junto a un manzano. La imagen hizo que saliera de su habitación, las ligaduras de su cama habían ardido como el resto de la base. Intentó correr pero a su cuerpo le resultaba del todo imposible, hacía demasiado tiempo que únicamente se movía por las noches. Cuando alguno de los vampiros residentes la sacaba a pasear para que sus músculos no se atrofiaran, y el efecto de las drogas tampoco la estaba ayudando.

 Aún ahora, Caroline no sabía cuánto tiempo había pasado vagando por los incendiados corredores. Hasta que llegó a una sala donde encontró a sus dos hermanas, ninguna sana. Allí encontró también la explicación al extraño comportamiento de las llamas. En el centro de la habitación, inmensas oleadas de fuego giraban en espiral rodeando el cuerpo de Cristal. Nunca había visto algo así. Alison y ella empezaron a intentar llegar hasta Cristal, pero fue inútil. Las llamas habían sido provocadas por ella de eso no cabía duda. Sino ni ella ni Alison se encontrarían a salvo, y la estructura del edificio habría cedido. Caroline comprendió que incluso sumida en ese estado de total desenfreno Cristal quería protegerlas.

 Próximo a ellas se encontraba inconsciente un vampiro moreno, que a Caroline le resultó extrañamente familiar. No se preocupó por lo que él podría hacerles, vio claramente que no se despertaría en días.

 Permanecieron en silencio observando a Cristal durante varias horas, en las que Caroline pudo ver lo hundidos que estaban los pómulos de sus dos hermanas. Sabía que de alguna forma habían conseguido evitar que Alison se teletransportara a cualquier sitio, y que no habían dejado explotar su capacidad para crear electricidad. Pero no tenía ni idea acerca de los tratos a los que habían sometido a Cristal. Con el tiempo se había dado cuenta de que la Sorcen conocía a la perfección sus poderes y los de Alison antes llegar allí, pero no sabían nada acerca de los de Cristal. Lo había descubierto al visualizar algunas de las conversaciones entre los vampiros, pero no tenía idea del motivo. Solo sabía que por eso la habían apartado de ellas en una primera instancia, querían estudiarla.

 Cuando salió de su trance y las llamas dejaron de rodearla Caroline y Alison, mediante una especie de comunicación silenciosa se la llevaron.

 Alison las telestransportó a una azotea de las afueras de Carolina de Norte donde habían estado solo una vez de pequeñas. Cuando Cristal despertó parecía estar recluida dentro de su mente y eso las aterraba. Cristal había crecido muy poco en esos tres años, al contrario que ella y Alison que incluso habían empezado a desarrollarse. Sin embargo solo tenían solo 12 y 13 años, y estaban asustadas, tenían miedo de que volvieran a encontrarlas.

 Cada vez que Alison recuperaba las fuerzas saltaban a un sitio diferente, y un día en Bangor, Cristal volvió a ellas. No era la misma de antes, pero al menos hablaba y se daba cuenta de las cosas que pasaban a su alrededor, aquel lugar había traído la vida hasta Cristal. Ninguna fue capaz de preguntarle qué era lo que había pasado el día del incendio, temían que volviera a recluirse en su mente.

 Cristal veía el mundo con nuevos ojos, pero su carga era mayor que la de sus hermanas, pues cada día tenía que sobrellevar sus recuerdos, los de sus hermanas, los de la gente que iba conociendo y las que ya había conocido. Hasta ese momento, tanto Alison como Caroline habían sido ignorantes de lo que eso debía suponerle.

 Cuando Cristal fue consciente de la tensión entre sus dos hermanas mayores, intentó arreglarlo todo y quiso contarle a Caroline lo que había pasado. Alison se había enfadado y Caroline no dejó hablar a Cristal. Le explicó que eso no era lo que le importaba, le hizo entender que era lo que todavía dañaba su corazón y le pidió que no le contara nada. Porque sabía que sí se lo contaba ella y no lo hacía Alison el lazo que la unía a ella terminaría de romperse. Entonces Cristal le pidió a Alison que hablara con Caroline, pero no obtuvo ningún resultado. Al final se rindió, pero eso la hizo volverse más taciturna y ambas hermanas se inquietaron por igual. Acababan de recuperar a Cristal y no querían perderla de nuevo.

 Una noche, sorprendiéndolas desmesuradamente, Cristal lloró apoyada contra la ventana, no sabían cómo actuar. Pero entonces ella, hablando en tan solo unos susurros, les explicó que era lo que había desatado su fuego sin freno. Había visto al hombre que era su padre. Al parecer eso había hecho salir de lo más profundo de su subconsciente, la historia de su madre y la había hecho perder el control de todo. Cristal les explicó que ninguna de las tres tenía el mismo padre y no añadió nada más. Nunca volvió a salir el tema y jamás intentaron presionarla para que dijera más. Simplemente cuando Cristal se hizo mayor y cada una encontró una forma de ganarse el sustento, se separaron, hasta ahora. Nunca había perdido el contacto con Cristal, pero si con Alison. Y ahora estaban las tres allí, Caroline no podía creérselo.

 Unos golpecitos en la puerta la sacaron de sus recuerdos. Cristal apareció en la puerta con una humeante taza de chocolate entre las manos y su imagen le arrancó una pequeña sonrisa. Cristal le pasó la taza y se acurrucó contra ella.

 -¿Sabes qué es lo que va a pasar ahora?- preguntó tras unos minutos en profundo silencio.

 -Va a haber una reunión otra vez- Caroline tuvo que inspeccionar sus visiones para poderle dar esa respuesta.

 -Sí, porque he decidido que voy ayudar en esta guerra.

 -¿Por qué?-el miedo estaba impreso en su pregunta, Caroline no deseaba ver a su hermana pequeña envuelta en todo aquello.

 -Porque es importante- hizo una pausa- si algún día tengo hijos quiero que vivan mejor que yo, y para eso necesito un mundo mejor. ¿Me ayudaras a conseguirlo?

 -Siempre-no necesitó pensárselo dos veces, pero después de esa decisión, la embargó la necesidad de llevar la conversación a temas más ligeros- ¿Por qué no se lo has dicho directamente a Erin? Veo como acosan a preguntas al vampiro al que llaman Luca.

 Sin saber por qué una sonrisa se dibujó en ambos rostros.

 -Luca me gusta, pero Erin no.

 -¿Por qué te gusta Luca?

Cristal estiró la mano para alcanzar el agua que seguía cayendo.

 -Porque es sincero y bueno.- la mirada tierna que le dirigió Cristal nada tenía que ver con lo que estaban hablando. Iban directa a Caroline, a intentar proporcionarle consuelo, así se lo hizo saber cuando al terminar la frase le acarició el rostro con una de sus pequeñas manos.

domingo, 19 de agosto de 2012

Capítulo 12: Sorcen.

 En una de las áreas de descanso que según tenía entendido no eran vigiladas, porque solían ser utilizadas por las compañeras de los integrantes del Círculo, se encontraba Damon tratando de poner en orden sus ideas.

 Recordaba haber ayudado a desmantelar la asociación Sorcen, que se había librado muchas veces de la justicia gracias al Consejo. Los líderes de esa asociación capturaban oráculos con poderes útiles y las usaban de la peor de las formas. Eran capaces de cualquier cosa por obtener lo que querían de ellas.

Damon había visto alguna de sus cámaras de tortura y las grabaciones de su uso, recordaba haberse horrorizado con lo que había visto. Algunas de las oráculos que habían entrado en esas cámaras habían sido demacradas tanto a nivel físico como psíquico.

 Damon sabía que las más fuertes eran violadas y obligadas a concebir. Los niños eran apartados de sus madres al nacer y solían ser más fuertes de lo normal. Las niñas eran criadas hasta que se descubría su potencial, si eran consideradas aptas acababan encerradas como sus madres, si no lo eran las catalogaban como inútiles y eran asesinadas.

 Mason había sido uno de los más interesados en desmantelar a la Sorcen, aunque para ello hubiese tenido que dar una impresión totalmente opuesta al resto de la sociedad vampírica. No culpaba a Caroline por pensar lo peor de él, así es como lo veía la mayoría de la sociedad.

 A pesar de los esfuerzos de Mason había sido casi imposible dar con la pista del paradero de ninguna de las bases de la Sorcen, que estaba bien protegida por los altos líderes del Consejo, a los que esa asociación les daba generosos ingresos y facilidades para adquirir grandes cantidades de  poder. Pero hubo una gran explosión en una de las bases que usaban. La potencia de la explosión dejó sin vida a todos los vampiros que se encontraban allí en ese momento, exceptuando a uno, aunque su supervivencia no tenía lógica alguna pues había estado en el centro de la explosión. Dos o tres oráculos también habían sobrevivido, pero sus mentes habían sido tan dañadas que no quedaba ellas nada más que la locura. La estructura de la base y algunos ordenadores había quedado intactos por pura suerte.

 Mason había hecho un gran trabajo al recopilar todos los datos de la base. A partir de ese momento, cada una de las bases había caído gracias a él, hasta que no quedó ninguna. Damon le había ayudado, pues ya entonces lo respetaba y lo tenía en muy alta estima. Mason le había abierto las puertas de su casa después de la muerte de su madre en sus brazos y el rechazo de su padre.

 Se preguntó qué clase de cosas habría vivido Caroline en alguna de esas bases. Ella no había querido contarle nada sobre lo ocurrido y le había pedido que se marchara. Él no había tenido la intención de hacerlo pero su expresión abatida le venció y decidió complacerla, aunque hacerlo le había conllevado un considerable esfuerzo, no quería dejarla sola, pero respetaría sus deseos.

 Dante entró en la habitación sacándolo de su cavilación y tomó asiento. Damon reparó vagamente en la agitación de su amigo e hizo un esfuerzo por volver al presente. Dante se había sentado enfrente de él sin mediar palabra.

 -¿Has averiguado algo?- su voz sonó roca y Damon se aclaró la garganta.

 -No sé cómo habrá sido tú interrogatorio, pero yo jamás me había topado con algo tan sorprendente- una nota de retorcido humor se dejó entre ver en su voz- No te va a gustar lo que he averiguado.

 -A ¿no?

 -No- la diversión se borró de rostro de Dante y sorprendiendo a Damon este no parecía tener ganas de añadir nada más.

 -¿Qué te ha dicho la pequeña?- la reticencia de Dante le estaba empezando a preocupar. De pronto, recordó su conversación con Caroline y el abrasador instinto protector que se había despertado en ella cuando se mencionó a Cristal- ¿Qué es lo que le ha pasado?

 -Nosotros, todos nosotros, eso es lo que le ha pasado.

 -¿Qué quieres decir?- algo no andaba bien.

 -Ella ha visto nuestras vidas.-hizo una pausa mientras evaluaba la reacción de Damon, quien le devolvió una mirada estoica esperando a que continuase- al revés que Caroline ve el pasado, y hoy a sufrido una sobrecarga.- un brillo que Damon no alcanzó a comprender apareció en su mirada- Siete vidas son muchas vidas.

 Damon trató de asumir todo aquello con la mayor celeridad posible. La más pequeña de las hermanas era lo que, en un mundo donde la información es poder,  se denominaría como la mayor arma con la que se había encontrado. Esa niña poseía todos sus secretos, eso le perturbaba, no quería que ella le temiese. No les convenía tenerla en su contra.

 -Entiendo.- había visto el potencial de sus hermanas y no había subestimado a Cristal en ningún momento, y menos, después de ser testigo del sólido pragmatismo que la envolvía.- Mason ordenó el ataque, está siendo chantajeado con algo que tiene relación con Rubí- hizo una pausa dándole tiempo a Dante para aceptar su afirmación, pero sin esperar a que la furia se anclara en él- Caroline fue atrapada por la Sorcen y lo más probable es que sus hermanas también.- en silencio Damon vio como Dante procesaba toda la información.

 -Y nosotros las hemos vuelto a enjaular, esto no me gusta.- a Damon tampoco pero Dante no necesitaba una confesión oficial para saberlo.

 Ambos se pusieron en marcha sin pronunciar más palabras. Buscando a alguno de los integrantes del Círculo, necesitaban saber cómo dar el siguiente paso. Llegaron hasta una cocina y se encontraron a Cristal sentada junto a un joven vampiro. Al oírlos entrar ambos levantaron la cabeza y centraron su atención en ellos.

 -Luca me coges otra taza, por favor- la simple petición de Cristal los cogió desprevenidos a todos.

 El muchacho se levantó, cogió una taza del mueble de la cocina y lo colocó encima de la mesa donde Cristal se había apoderado de la tableta de chocolate y había empezado a partirlo en onzas. Cuando terminó depositó todo el chocolate en la taza que atrapó entre sus manos, y todos fueron testigos de cómo el chocolate se fundía en la taza hasta volverse líquido.

 -Me tengo que ir.

 -No puedes marcharte del recinto- los vivaces ojos verdes del joven estaban llenos de alarma, pero aún así Cristal le dedicó una pequeña sonrisa.

 -No pensaba hacerlo, pero mientras tú hablas con los demás yo no tengo por qué quedarme en la cocina.

 Y dicho esto, se abrió paso entre él y Dante con la taza en la mano y se apresuró a salir de la habitación. Damon comprendió su actitud, en cuanto vio que iba en dirección a la habitación donde él había dejado a Caroline. Se volvió para interrogar al muchacho, pero tuvo que esperar a que Cristal se perdiera de vista al girar en la esquina para recuperar tanto su atención como la de Dante.

viernes, 17 de agosto de 2012

Capítulo 11: Confesiones.

 Luca volvió a su puesto después de estar presente en la aireada discusión entre Erin y Ulrik. Inspeccionó las imágenes que le mostraban las cámaras de seguridad del recinto y se relajó al no encontrar cambios.

 A Erin lo había disgustado mucho que Ulrik le juzgara y le había ordenado que fuese en su busca antes de empezar la reunión con Damon, Dante y las muchachas pero solo era una excusa para que se marchara de allí, aunque todos sabían que Erin no necesitaba ninguna excusa.

 Luca tenía prohibido exponerse demasiado, porque era el único de los integrantes de Círculo, en Boston, que sabía utilizar ordenadores. De hecho había estudiado para ello, y además era él más joven con tan solo 20 años. Ulrick le caía bien pero sabía que probablemente se había merecido la reprimenda pues era un hombre difícil.

 De pronto, una de las cámaras le mostró como una menuda morena con grandes ojos claros, salía de uno de los cuartos que no estaban siendo utilizado hasta ahora. La reconoció como la menor de las hermana de Alison, estaba al tanto de los poderes de las tres hermanas y está era la que más le había llamado la atención.

 Cristal alzó la vista, mirando directamente a la cámara y le indicó con gestos que se dirigía a la cocina. Se quedó totalmente atónito, sabía que ella debía conocer su existencia  porque lo había visto en las vidas de sus compañeros, pero no había esperado que tratara de facilitarle el trabajo. Intrigado él también se dirigió a la cocina.

Cuando llegó la encontró tratando inútilmente de alcanzar una taza del mueble de la cocina, y Luca se dio cuenta de que ella no debía de medir más de un metro y cincuenta. Se acercó, le cogió la taza y se la entregó.

 -Gracias-dijo Cristal y le sonrió.

 Acto seguido y como si se encontrase en su casa empezó a hacerse café. Mientras esperaba le miró esperando a que dijese algo, pero Luca no sabía que podía decir. Ella inclinó sutilmente la cabeza y Luca se sintió expuesto al recordar que ella estaría contemplando toda su vida en ese momento.

 -¿Por qué has venido aquí si no querías que viera tu vida?

 La pregunta le sentó a Luca como una bofetada del todo inesperada.

 -¿Cómo...

 -No eres él primero que se siente incomodo conmigo.-musitó Cristal sin dejarle continuar. Le mantuvo un momento la mirada y luego se volteó para sacar el azúcar del mueble y una cuchara de un cajón, mientras esperaba a que se hiciera el café.

 Luca la observó totalmente hechizado por la delicadeza que mostraba en cada movimiento, y se sintió perturbado por haberla rechazado de esa manera, por algo que ella no podía controlar.

 -Lo siento.

 Una tímida sonrisa reapareció en el rostro de Cristal.

 -No hace falta que te disculpes ¿Quieres café?

 Él negó con la cabeza y cuando ella sentó en la mesa con su humeante taza, se tomó la libertad de sentarse a su lado.

 -Cuando dices que no soy el primero, te refieres a que hay mucha gente que sepa cuáles son tus poderes.

 -Hasta esta noche solo lo sabían mis hermanas y una pequeña familia con solo dos integrantes.-le informó Crital cogiendo una onza de chocolate de la tableta que había encima de la mesa.- Ahora también lo sabe el Círculo y Dante, así que pronto lo sabrá también Damon.

 -¿Nadie más?- preguntó Luca sorprendido.

 Cristal bebió un pequeño sorbo de su café y su mirada se torno distante por un momento.

 -Hubo más personas que lo sabían pero ahora están muertas,- su voz era tan solo un susurro-bueno excepto...- Cristal titubeó- mi padre.

 Luca sintió que el tema empezaba a afectarla de alguna manera.

 -¿Cómo es para ti?-preguntó Luca, cosa que hasta ese momento no se lo había planteado-Eso de ver las vidas de los demás.

 Cristal se encogió de hombros pero su mirada había vuelto a ser cálida.

 -Algunas vidas me hacen daño físico, pero por lo general las llevo bien-hizo una pausa para saborear su magdalena- las peores son las de mis hermanas.

 Luca se quedó totalmente sorprendido con su confesión.

 -¿Por qué?

 Cristal dejó la magdalena encima de la mesa, se giró y lo miró directamente a los ojos. Luca se quedó inmóvil sin saber qué hacer.

 -Porque ellas me importan mucho, y su dolor me afecta directamente, a mí. Pero no se lo digas o se pondrán tristes y yo no quiero eso.

 -¿Porque eres tan abierta?-preguntó Luca realmente interesado, no comprendía por qué le decía todo aquello sino quería que lo supieran sus hermanas, parecía una confidencia muy privada.

 -No lo sé, a veces tengo la sensación de que le debo eso a las personas que me rodean, porque yo sé todo de ellas, pero ellas de mi no saben nada.

 Su afirmación lo consternó profundamente, hasta que llegó la cólera.

 -No me debes nada, yo no he hecho nada por merecerme esa confianza- explicó Luca reprimiendo su repentina culpa teñida de rabia.

 -Pero necesito confiar en alguien aquí, se cosas que debéis saber- afirmó Cristal con convicción.

 -Y ¿Por qué yo?

 -Porque no quiero contárselo a Erin.

 Luca se agitó Erin era su líder y su lealtad le pertenecía a él, no solo por el hecho de ser el líder sino porque él le debía mucho a Erin y ella tenía que saberlo. Frunció el ceño.

 -Pero yo sí se lo contaré a Erin.-dijo Luca esperando su repuesta.

 -Lo sé, pero no lo haré yo.

 Eso lo desconcertó más de lo que había creído posible.

 -Verás yo...- Cristal cogió su taza y dió un buen trago de café, con mucha parsimonia antes de suspirar y continuar.- no vine aquí por casualidad, lo que pasa es yo... he visto al Antiguo al que estáis buscando y creo que sé a dónde ha podido ir.

martes, 14 de agosto de 2012

Capítulo 10: Trapos Sucios.

 Llevaban 20 minutos en absoluto silencio. Sin más entretenimiento que mirarse el uno al otro o inspeccionar la pequeña habitación que les había sido asignada, a pesar de la reticencia de Alison. Caroline llevaba un rato fascinada observando la pared de agua que separaba esa habitación de la siguiente, el agua caí rápida y vertiginosamente impulsada por alguna clase de motor. No podía parar de preguntarse por qué habían sido tan temerarios como para meterla allí. ¿Era alguna clase de provocación? ¿Una especie de muestra de que no la temían? ¿Estaba tan aburrida que no hacía más que sacar conclusiones ridículas? Le pareció que ese último era el caso, aunque ciertamente, se podía interpretar como una provocación.


 Apartó la mirada harta de sus frustrantes pensamientos sin sentido. El tono azulado de las paredes le daba una sensación de confort a la habitación y en una esquina había una mesa caoba, en la cual reposaba una fuente decorativa en funcionamiento, alzó una ceja dorada y comprendió que habían elegido esa habitación apropósito ¿Se pensaría Alison que así la estaba ayudando en algo? Suspiró, era absurdo. Pero entendió que ese era exactamente el motivo por el que estaban allí. Meneo la cabeza y observó que también había dos sillas, una estantería con libros y unas escaleras de pizarra en forma de caracol, donde ella se había sentado, que conducían a lo que parecía un cuarto oscuro para revelar fotos. Claro que podía estar equivocada, no había subido para comprobarlo.


 Damon apoyaba la espalda contra el pilar de la pared como si tratara de sostenerlo. Había cruzado los brazos sobre el pecho y no había apartado la mirada de ella en ningún momento. Caroline se preguntaba si su ininterrumpido silencio se debía a que ambos eran conscientes de que ella podía usar todo el agua de la habitación contra él. Aunque la verdad era que no la necesitaba, podría crear agua aunque se encontrara en un desierto. Decidió que ese no era el motivo por que seguían sin hablar, no creía que ese vampiro fuese tan fácil de amedrentar, y mucho menos cuando su mortífera mirada no se apartaba de ella. En un intento por acabar con su aburrimiento decidió echarle un vistazo a su futuro.

 El increíble torrente de imágenes sobre lo que podría pasar la abrumó. Sorprendida trató de estabilizar un poco aquel cúmulo de posibilidades creando una especie de patrón, y de pronto comprendió el por qué la presencia del silencio que los envolvía.

 Damon no parecía capaz de decidir que le preguntaría primero, cada visión nueva era una pregunta distinta que daba paso a una amplia red probables futuros. Caroline empezó a clarificarlas preguntas entre las que no tenían sentido, las que eran complicadas de responder y las que rezaba porque no realizara.

 -¿Qué has visto?- preguntó Damon que debía de haber notado un cambio en su actitud y ahora se mostraba tenso, mientras que la cautela asomaba en sus hipnóticos ojos dorados.

 -Tu indecisión- murmuró dejando entrever su frustración, tanto por la espera como por la inquietante fascinación que le provocaban sus ojos.

 -¿Qué quieres decir?-preguntó Damon frunciendo el entrecejo.

 -Te veo preguntarme muchas cosas sin declinarte por ninguna en especial.

 Damon se limitó a asentir.

 -¿Por qué aceleraste las negociaciones? Eso no te incumbía, y por lo que me has dicho si hubieses esperado tal vez la situación se hubiera volcado a tú favor.-dijo Damon observándola atentamente en busca de alguna reacción.

 -Lo sé, pero no podía esperar.

 -¿Por qué?

 Caroline sopesó la pregunta, mientras libraba un debate interno sobre si debía ser sincera o no. En realidad no habría podido ver ninguna otra opción, al menos no con Cristal allí, si había llegado a tener esa visión era porque no había otra alternativa posible. Pero no quería explicarle a Damon por qué no podía ver el futuro de su hermana pequeña. Ella sabía que Cristal necesitaba salir de allí, y eso era lo único que le importaba cuando decidió interrumpir, aunque no por ello había conseguido controlar su rabia.

 Miró a Damon todavía indecisa y  el instinto le dijo que era mejor no andarse con rodeos, así que decidió que sería sincera, por ahora.

 -Cristal necesitaba salir de allí.

 La cara de Damon  era totalmente inescrutable, pero a Caroline le dio la impresión de que entendía.

 -¿Qué es lo que le pasa?

 Caroline le lanzó una mirada gélida y guardó silencio, no estaba dispuesta a contestar, Cristal era su hermana y Caroline preferiría morir antes que exponerla ante cualquier cosa. Ambos se mantuvieron la mirada.

 -Nada bueno.-ofreció Caroline como única respuesta.

 Se produjo un tenso silencio entre ellos, ella acababa de marcar los límites que él no podía cruzar con sus preguntas.

 -¿Sabes quienes son nuestros enemigos?- preguntó Damon rompiendo el silencio, mientras a Caroline se le escapaba un suspiro de alivio, agradecida por el cambio de tema.

 -Sí

 Ante su escueta respuesta Damon se acercó a ella, que continuaba sentada en las escaleras de caracol con la cabeza gacha, la agarró del mentón y tiró de ella suavemente, para obligarla a mirarle a los ojos. La sensación de esa mano fuerte tocando su cara la hicieron estremecer, y trató de apartarse inútilmente. Resignada levantó la mirada, solo para fulminarlo, mientras la pregunta evidente flotaba entre ellos exigiendo respuesta.

 -Créeme, prefieres no saber quiénes son.-susurró Caroline sabiendo de antemano su reacción.

 -Eso lo decidiré yo.

 Caroline se zafó de su agarre y meneó la cabeza en señal de negativa, se levantó bruscamente y él la imitó. Dado que se encontraba dos peldaños más arriba que él, pudo encontrarse cara a cara con Damon.

 -Ya lo has hecho, y no me gusta tú reacción.-volvió a susurrar Caroline.

 -Dímelo -ordenó Damon con voz ronca, mientras la pasión se dibujaba en sus ojos, su proximidad embargaba los sentidos de Caroline, quién sin saber por qué tuvo la necesidad e acercarse a él y descendió los escalones hasta llegar a su lado.

 -Mason Wayland y sus tropas de renegados- dijo Caroline mordaz.

 Damon se alejó de ella dando unos pasos hacia atrás, las facciones de su rostro no mostraban ningún cambio, pero en sus ojos brillaba la incredulidad.

 Caroline no sabía qué tipo de relación tenía él con Mason, pero si sabía quién era este último. Un vampiro encargado de reclutar renegados y ponerlos al servicio de los líderes de la Turva, el Consejo. Solo que esto era un inmenso secreto, pues en las Turvas, o pequeñas células donde se erguían distintas sociedades de vampiros no se vería nada bien, pues los renegados son vampiros que se ha perdido en la sed de sangre, son más fuertes y más veloces pero su espíritu se ha perdido y solo buscan sangre, y eso era algo que podía ocurrirle a cualquier vampiro. Pero este era solo uno de los pequeños secretos del Consejo que cada día era más corrupto a los ojos de Caroline.

 -Eso no es posible- murmuró Damon desde su nueva posición.

 -Lo es, fue él quien ordenó la destrucción del lugar donde nos conocimos y el incendio del taller de coches. Dentro de un par de horas Mason y uno de los líderes del Consejo mantendrán una conversación sobre cuál será su próximo paso y la ineficacia de sus tropas.

 -Mason no me atacaría jamás.-gruñó Damon, la ira estaba reflejada en sus tintineantes ojos dorados.

 -No creo que sepa que sus ataques van dirigidos hacia ti, de hecho creo que ni siquiera sabe que es lo que está tratando de impedir.

 -Me estás diciendo que no sabe a quién se enfrenta y aún así manda a sus tropas, eso no me lo creo.- dijo Damon, su enfado era crecía por momentos.

 -Te estoy diciendo que es verdad, por qué iba a mentirte- gritó Caroline exasperada- te he dicho que no te iba a gustar la repuesta, si no me crees por qué te molestas en preguntar.

 En ese momento Damon la agarró del brazo con más fuerza de la necesaria y la atrajo hacia sí.

 -Él es un hombre inteligente, no un estúpido que dice a todo que sí. Sus tropas serán todo lo reprochables que tú quieras, pero han ayudado a mantenernos a salvo en numerosas ocasiones y Mason no aceptaría un encargo a ciegas.

 -Le amenazan con algo llamado Rubí, no sé qué es lo que significa para él porque viene de su pasado. Pero todo lo que he dicho es verdad-dijo Caroline, ya no sabía que más decirle, intentaba seguir el hilo de la visión pero era muy difícil, no había nada claro con lo que podía pasar después de que informaran a Mason de que "protegerían" a su Rubí.

 La frustración se apoderó de ella y eso la llevó a empujar a Damon, quien la agarró de ambos brazos y la estrechó más contra su fornido cuerpo.

 -Rubí es su hija- susurró Damon.

 Al levantar la vista Caroline vio en sus ojos un gran pesar. Queriendolo borrar pero sin saber cómo, colocó una mano en su cara. Al instante un calor intenso le recorrió el cuerpo. Damon apoyó la frente sobre la suya y se inclinó hasta que sus labios se rozaron. Caroline no quería romper la ternura del momento pero se puso de puntillas y le beso con ardor. La repuesta de ambos fue instintiva, Damon la apretó contra  su cuerpo, mientras enterraba los dedos en su pelo. Caroline sintió como él la agarraba por los muslos, levantándola del suelo y le rodeo la cintura con las piernas. Él la sentó encima de la mesa y la fuente que se encontraba en ella cayó al suelo y fue sustituida por el cuerpo de Caroline, quien había empezado a mordisquearle el cuello a Damon. La pasión se desató entre ellos y de lo siguiente de lo que Caroline fue consciente era de que ninguno de los dos llevaba camiseta. Entonces Damon descendió con una mano por su cuerpo hasta llegar a su cintura y se paró allí donde en la piel de Carolina reposaba una marca, con un intricado dibujo que a simple vista parecía un tatuaje. Y la magia del momento se esfumó.

 Caroline se removió debajo de él intentando poner distancia entre ambos y Damon apartó la mano de su cuerpo como si se hubiese quemado. Desde luego él había reconocido la marca.

 -No es posible. Te esclavizaron.-susurró Damon no fue una pregunta sino una afirmación por lo que no recibió respuesta alguna y entre ellos volvió a caer el silencio.

sábado, 30 de junio de 2012

Capítulo 9: Cristal.

 Dante cerró la puerta tras de sí, y se sintió aliviado al comprobar que la habitación no era tan blanca como la anterior, o al menos como lo había sido la anterior antes de que las muchachas decidieran destrozarla.
Esta era una habitación muy amplia con las paredes de un color crema. La entrada era algo muy parecido a una pequeña salita de té, con una diminuta mesa central y dos estrechos sofás a cada lado. En un lateral se hallaba un arco con una puerta metálica de rizo, que Dante consideró que era más adecuada para un jardín que para un dormitorio, cerrada. Entre los huecos del rizo se podía ver una inmensa cama cuyo cabecero de madera tenía intricados dibujos y grabados que le hicieron abrir los ojos como platos, a su impresionable compañera le hubiese gustado. Sonrió sin poder evitarlo y se permitió imaginar sus suaves facciones japonesas rebosantes de ilusión, pero solo fue un instante pues enseguida recordó que ese día la dejaría sola y no le gustaba esa perspectiva, mucho menos sabiendo que ella estaba embarazada y en su último mes de gestación, lo que lo ponía verdaderamente nervioso.

 Abrió la puerta y se adentró en la estancia buscando a la pequeña, a la cual tenía que interrogar. Para su disgusto la encontró acurrucada en la esquina opuesta a la cama, entre un montón de cojines rojos y negros, mientras se retorcía y se abrazaba al único cojín blanco que había. Tenía la piel empañada de sudor y había apoyado la cabeza en la rodillas, de modo que su melena le tapaba casi toda la cara, pero lo que más le sorprendió a Dante fue que aunque sumida en su evidente dolor la muchacha no emitía ni un solo ruido.

 Él no supo cómo reaccionar, quería acercase a ella para averiguar que le pasaba, pero ella no había advertido su presencia y tal vez se asustase al verle, cosa que era lo último que quería. Sin embargo, al instante lo dominó un instinto protector que lo obligó a arrodillarse junto a ella y apartarle un mechón negro caoba  de la cara. La muchacha alzó la cabeza y lo miró sin rastro de miedo, pero la angustia que encontró en sus grandes ojos azules le atravesó el pecho. Nada en ella reflejaba tan bien su dolor como las profundidades de sus ojos, que parecían tener un efecto hipnótico en Dante.

 -¿Qué te pasa?- preguntó con voz ronca, apenas consciente de que era él quien pronunciaba aquellas palabras.

 -Estoy bien- respondió ella en un susurro quejumbroso-...o al menos sé que lo estaré, en breve.-fue una promesa, o al menos Dante se lo tomó como tal. 

 Su mano descendió lentamente por su mandíbula marfileña y rozó con toda la suavidad que pudo los labios enrojecidos de la pequeña, mientras sus yemas memorizaban la sensación de su contacto. Su piel ardía como si de fuego se tratase por lo que Dante dedujo que tenía fiebre. Levantó su pequeño y ligero cuerpo, la acomodó entre sus brazos y la llevó hasta la cama, dónde la depositó con toda la delicadeza que le fue posible y soltó el aire que inconscientemente había retenido en sus pulmones. La contempló durante unos instantes, admirando la quietud de la muchacha que volvía a estar tan silenciosa como la había encontrado. Se sentó a su lado y esperó a que cumpliera su promesa.

 Después de dos horas mirando la pared a la espera de que Cristal reaccionara Dante empezaba a perder la paciencia. Había hecho una lista de cosas que debía preguntarle, pero aún no sabía por dónde empezar.

 Una mano se posó en su brazo, cálida y suave, pero el contacto hizo que le recorriera un escalofrió. No se movió, esperó hasta comprender que ella no haría ni diría nada más. Giró la cabeza hacia ella y la miró expectante, su cuerpo aun le daba una apariencia frágil, tanto que parecía a punto de romperse en mil pedazos con la más leve presión, pero sus ojos solo mostraban fortaleza y le decían que estaba preparada y alerta para ser sometida a cualquier tipo de interrogatorio. Dante se inquietó, no esperaba encontrarla a la defensiva después de lo ocurrido.

 -Ya estás bien-no  era una pregunta y por lo tanto ella no contestó- ¿Qué te pasaba?

 Ella se limitó a mirarlo sin ningún tipo de emoción en la cara, parecía como si no hubiese entendido sus palabras, pero eso no le importara y tenía la expresión sincera de un niño que contemplaba todo por primera vez. Resignado Dante decidió centrarse en el motivo por el que ambos se encontraban allí.

 -¿Por qué estabas en el taller a esas horas de la noche?- preguntó con la suficiente firmeza en su voz como para hacerle saber que no aceptaría su silencio como respuesta.

 -Iba a casa de Caroline-respondió Cristal sin cambiar su expresión.

 Dante no sabía por qué pero la creía, era totalmente ridículo, el taller estaba lo suficientemente alejado de la ciudad como para que muy pocos se atrevieran a pasar por allí y mucho menos estando solos. Las casas habitadas empezaban a una distancia considerablemente lejos. Se sintió estúpido al creerla solo porque la expresión sincera de su rostro no había variado en ningún momento.

 -¿Por qué elegiste ese camino?- preguntó lo suficientemente irritado como para recordarse así mismo que la chica no había hecho nada para que él perdiera los estribos. 

 -Porque por allí casi no pasa gente.-la simpleza de su respuesta lo impactó, ¿acaso la muchacha temía que la reconocieran? arqueó una ceja dorada.

 -¿Quién eres?-preguntó muy serio.

 Ella inclinó la cabeza y parpadeó varias veces antes de retirar su mano del brazo de Dante y colocarla junto al edredón. Dante por su parte seguía minuciosamente cada uno de sus movimientos. Cristal paseó la vista por la habitación pero era obvio que no le estaba prestando ninguna atención al decorado, Dante entendió que simplemente trataba de reorganizar sus ideas y cuando terminó, bruscamente giró la cabeza en su dirección y lo sometió a un largo escrutinio.

 -Para los vampiros que os apoyan, a Damon y a ti, soy un arma o una especie de ordenador muy valioso, para Caroline y Alison soy su hermana, para el Círculo un problema y para ti una desconocida-respondió Cristal con calma y voz pausada-... pero yo solo soy yo, Cristal Laurent.- terminó y esperó en silencio a la siguiente pregunta.

 Dante comprendió entonces que la chica estaba haciendo un gran esfuerzo por ser totalmente sincera en sus respuestas y no pudo evitar preguntarse por qué.

 -¿Cómo sabes quienes son los vampiros que nos apoyan a Damon y a mí?-era solo una de las miles de preguntas que se habían acumulado en su cabeza, después de la estrafalaria respuesta que le había dado a una pregunta que él había catalogado como simple.

 -Tal y como sé porque tienes una cicatriz va desde tu hombro izquierdo hasta el final de tu columna, como sé que conociste a Damon dos años antes de que este asesinase a su madre y todo lo que ha ocurrido en tu vida desde el momento en que dijiste tu primera palabra hasta ahora, porque lo vi.

 Su mirada se había quedado totalmente vacía, mientras que sus palabras dejaron tan atónito a Dante que se creyó fuera de sí, en su cabeza bullían miles de preguntas y la apremiante necesidad de encontrar respuesta. Sí su hermana era la mitad de misteriosa que ella no era de extrañar que Damon estuviera tan interesado en ella. Al recordarlo lo abordó deber de defender a su amigo. 

 -Damon no...

 -Lo sé- acortó ella tajante- lo he visto desde sus ojos y desde los tuyos, a mi no tienes que decirme que no fue culpa suya... aunque quizá a él sí.

 -Ves el pasado.-fue lo único que se le ocurrió decir, su mente era un hervidero de ideas que no lograba poner en orden y le costó más de lo que pensaba elegir la siguiente pregunta-¿Por eso estabas así cuando te encontré?- solo recibió silencio ante esa pregunta, de pronto se le ocurrió algo que antes había pasado por alto- ¿Ver el pasado duele?-le sorprendió oírse preguntando aquello.

 Esta vez Cristal decidió dejarse caer lentamente contra el cabecero de la cama y cerró los ojos antes de contestar a su pregunta.

 -Esta noche he conocido a cinco vampiros, tú has vivido 365 años y eres el segundo más joven-hizo una pausa para coger aire y volvió a abrir los ojos- añádele ahora a mis dos hermanas, 7 vidas, son muchas vidas.