-Le he dicho la verdad.
Abrahán sintió como se destruía
su frágil, pero atesorado mundo bajo sus pies. Se había acabado todo. Ya no
quedaba nada, por lo que luchar. Nadie había podido acabar con él hasta el
momento. Muchos de los más grandes y fuertes guerreros habían ido hasta su tierra natal
para batirse en duelo con él. Ninguno había sido capaz de vencerlo. Pero esa
pequeña mujer acaba de destruir su mundo. Lo había estropeado todo. Sintió
entonces que le flaqueaban las fuerzas, y escuchó más que vio caer su espada.
Poco después le siguieron sus rodillas, que probaron el sabor del frío suelo de baldosas
negras. Todo había acabado.
La muchacha de endemoniados
cabellos, color de la sangre, se arrodilló frente a él y colocó su boca
junto a su oído. Entonces susurró apenas dos frases que fueron único el bálsamo que
pudo dar sosiego a su corazón. Quiso reír de dicha e incredulidad. Incluso dar
saltos de alegría. Sin embargo, ella se incorporó de nuevo y sin mirar a atrás siguió
su camino.
Abrahán vio aquella dicha que él
creía inagotable disminuida de pronto, y se preguntó que la llevaría a
interceder por él. De alguna manera, su alegría se tiño de vacío, y más tarde en
algún momento de la noche, ese vacío se convirtió tristeza.
Angie
Muy bonito relato ^^
ResponderEliminarNo conocía tu blog, me quedaré por aquí ^^
Un beso!!!
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Ojala te gusten los demás ;D
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